Conocimientos de los pediatras sobre la laringomalacia¿siempre es un proceso banal?

  1. Juan Valencia Ramos 1
  2. Alicia Mirás Veiga 1
  3. María de la Luz Alonso Álvarez 2
  4. F. Gómez Sáez 1
  5. P.P. Oyaguez Ugidos 1
  6. I. del Blanco Gómez 1
  7. Ana Isabel Navazo Eguía 3
  1. 1 Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos. Hospital Universitario de Burgos. Burgos. España
  2. 2 Neumología-Unidad de Trastornos Respiratorios del Sueño. Hospital Universitario de Burgos. Burgos. España
  3. 3 Otorrinolaringología. Hospital Universitario de Burgos. Burgos. España.
Revista:
Revista Pediatría de Atención Primaria

ISSN: 1139-7632

Ano de publicación: 2016

Volume: 18

Número: 70

Páxinas: 4

Tipo: Artigo

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Resumo

Introducción y objetivo: se diseñó una encuesta nacional para analizar el grado de conocimientos teóricos y la actitud de los pediatras ante la laringomalacia por la percepción de que algunos casos graves son infravalorados. Material y método: estudio transversal, descriptivo y analítico, de ámbito nacional, mediante encuesta online. Incluyó pediatras del área hospitalaria y Atención Primaria, diseñándose un cuestionario de 16 preguntas. Las variables recogidas fueron filiación, conocimientos generales, diagnóstico y manejo de la laringomalacia. Resultados: se contestaron 233 encuestas. La actitud mayoritaria ante un caso de laringomalacia era expectante (54,1%), no existiendo diferencias en función de la experiencia de los pediatras, ni por años trabajados ni por número de casos de laringomalacia atendidos. El grado de conocimientos generales de los encuestados fue superior al 89%, disminuyendo al 57% en conocimientos referidos a las laringomalacias graves. El 67% conocía las pruebas complementarias a aplicar en los casos graves y el 73,3% las posibles comorbilidades. El 85,6% coinciden que la ventilación no invasiva puede ser útil en pacientes con laringomalacia grave. Conclusiones: la encuesta muestra que la laringomalacia es una patología conocida, aunque existe disparidad en la actitud inicial a seguir y en las herramientas que utilizan los pediatras para basar su manejo. A pesar de que el grado de conocimiento general conceptual y diagnóstico es adecuado, este disminuye en conceptos más específicos que engloban a los casos de laringomalacia grave. Sería deseable la elaboración de guías clínicas y protocolos para estandarizar el manejo de la laringomalacia.