Efectividad de las ondas de choque, del láser y la onda corta y de la infiltración córtico-anestésica en el tratamiento de la epicondilalgia
- GALÁN DE LA CALLE, JESÚS
- Manuel Garrosa García Director
- Ana M. Gonzalez Rebollo Co-director
Universidade de defensa: Universidad de Valladolid
Fecha de defensa: 31 de xaneiro de 2017
- Javier del Pino Montes Presidente/a
- Susana Sánchez Ramón Secretario/a
- Francisco Javier Juan García Vogal
- José Antonio Mirón Canelo Vogal
- Marta Ruiz Mambrilla Vogal
Tipo: Tese
Resumo
El cuadro de epicondilalgia supone una patología frecuente en la práctica clínica habitual dentro de la especialidad de Medicina Física y Rehabilitación. La causa de la epicondilitis es una inflamación de las inserciones musculares en el epicóndilo del codo que generalmente se relaciona con el sobreuso o con un traumatismo directo sobre la zona. Actualmente no existe un consenso definido en el manejo terapéutico de las epicondilitis, es por ello el motivo de realizar este estudio en el que empleamos las ondas de choque extracorpóreas, la combinación de onda corta y el láser y por último la infiltración corticoanestésica, con el objetivo de valorar el impacto de cada una de estas intervenciones terapéuticas desde el punto de vista analgésico y funcional. Se lleva a cabo un ensayo clínico aleatorizado no controlado en grupos paralelos de intervención terapéutica con análisis de superioridad, por intención de tratar y de medidas de eficacia. Se aleatorizan 90 pacientes equitativamente en los tres grupos de tratamiento y tras una valoración inicial basada principalmente en registrar variables sociodemográficas y medir las puntuaciones de la escala visual analógica (EVA) y el Patient Rated Tennis Elbow Evaluation (PRTEE) se aplica el tratamiento y se realiza un seguimiento tras uno, dos y tres meses del mismo. En la muestra de nuestro estudio registramos que más de dos tercios son mujeres, el 95,6% realizan tareas domésticas potencialmente implicadas en la aparición de la patología y destacamos el hallazgo de más de un 25% de desempleados. Objetivamos una distribución del tiempo de evolución con dos picos, uno en torno a los 4 meses y otro a los 24 meses, que corresponde sobre todo a personas previamente tratadas sin éxito. No objetivamos relación estadísticamente significativa entre la intensidad del dolor, la afectación funcional y la edad de aparición. En el grupo tratado con ondas de choque confirmamos nuestra hipótesis alternativa puesto que obtenemos un beneficio clínico evidente constatado a través de una disminución media en la valoración de la EVA de 3,2 y en el PRTEE de 42,8, observando una mejoría progresiva y sin retroceso. En el grupo tratado con láser y onda corta confirmamos nuestra hipótesis nula puesto que no se observa un beneficio clínico evidente y observamos que la sutil mejoría tiende a estabilizarse y disminuir al cabo de pocas semanas. En el grupo tratado con infiltración corticoanestésica confirmamos nuestra hipótesis alternativa puesto que se encuentra una disminución en la valoración media de la EVA de 4,1 puntos y en el PRTEE de 50,4 puntos con una mejoría más acentuada en el primer mes. Comparando entre sí los valores de la EVA de los tres grupos del estudio observamos que se cumple la hipótesis alternativa en el grupo de infiltración corticoanestésica puesto que obtiene una diferencia de mejoría en la EVA de al menos 1 punto al compararlo con los otros dos grupos (2 puntos respecto las ondas de choque y 3,3 puntos respecto del láser con onda corta continua) (p < 0,001). Comparando entre sí los valores del PRTEE de los tres grupos del estudio observamos que se cumple la hipótesis nula puesto que no hay ningún grupo que estrictamente se haya mostrado superior a los otros dos simultáneamente. La mejoría constatada en el grupo de infiltración corticoanestésica no alcanza el mínimo propuesto de 15 puntos como para considerarse superior a la terapia de ondas de choque (12,3 puntos). Sin embargo, tanto la infiltración como ondas de choque sí que alcanzan dicho umbral respecto del tratamiento con láser y onda corta (17,4 y 5,1 puntos respectivamente). Las ondas de choque revelan a lo largo de la literatura científica una efectividad similar a la infiltración corticoanestésica en la mejoría del dolor y de la fuerza de agarre durante el primer mes, sin embargo, son las ondas de choque las que demuestran el mantenimiento a largo plazo de dicha mejoría. La evidencia científica comparativa entre la infiltración y la terapia con láser o con onda corta concluye que a largo plazo los niveles de dolor son menores y la funcionalidad del codo mayor con este segundo tratamiento, apoyando la teoría repetidamente documentada de que los corticoides influirían en el alivio a corto plazo.