Demencia¿dónde vamos? ¿hacia dónde nos dirigimos?

  1. Robles Bayón, Alfredo
Revista:
Agathos: Atención sociosanitaria y bienestar

ISSN: 1578-3103

Ano de publicación: 2005

Ano: 5

Número: 3

Páxinas: 4-15

Tipo: Artigo

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Resumo

Los criterios que definen el deterioro cognitivo ligero y la demencia se perfilan a medida que se incrementan los conocimientos. Los criterios de la SEN, de 2002, contemplan también el diagnóstico de "deterioro cognitivo ligero atribuible a enfermedad de Alzheimer incipiente". En las 2 últimas décadas, además se han establecido criterios para diagnosticar las principales demencias degenerativas no Alzheimer, y se han desarrollado técnicas sofisticadas para el diagnóstico temprano y preciso. Conocemos cada vez más mutaciones responsables de la forma familiar de las demencias y polimorfismos de riesgo de las formas esporádicas. Se han identificado las principales proteinopatías asociadas a las demencias de mayor prevalencia, lo que ha generado nuevas clasificaciones nosológicas. Todo ello ha permitido pasar de tratamientos empíricos, con efecto casi placebo, a tratamientos sintomáticos más eficaces, como los anticolinesterásicos o la memantina, dirigidos a corregir alteraciones patogénicas o neuroquímicas específicas. Los fármacos que atenúan las alteraciones conductuales también han experimentado progresos, en este caso más relacionados con la tolerabilidad. Por otra parte, ya existen en fase de investigación múltiples sustancias destinadas a frenar o detener la progresión de las enfermedades degenerativas, algo que resultaba impensable hace varias décadas. En este campo figuran medicamentos anti-amioloide, o que dificultan la formación de ovillos neurofibrilares, y cabe pensar en cócteles de fármacos neuroprotectores que, gracias al desarrollo de marcadores de la fase preclínica de las demencias degenerativas, podrían ser administrados muy tempranamente. Los modelos de asistencia al paciente con demencia evolucionan hacia la creación de Unidades especializadas de Neurología cognitiva, multidisciplinarias, donde puedan abordarse de forma integrada, con prontitud y eficacia, todos los problemas relacionados con la enfermedad. El derecho a tomar decisiones es esencial para la vida en convivencia, y su alteración en la demencia es un proceso dinámico, variable cuantitativa y cualitativamente, que debe ser evaluado de manera correcta siempre que sea necesario, tal y como se propone en el "Documento Sitges", publicado en 2005. En las últimas décadas se han promulgado leyes en defensa de los derechos del enfermo, como la Ley 41/2002 de autonomía del paciente. Nos falta completar su integración a la práctica clínica rutinaria, además de promover la difusión de algunos de los procedimientos regulados (como la autotutela o el documento de instrucciones previas).