Absceso pulmonar

  1. Calvo Álvarez, U.
  2. Paredes Vila, Sonia
  3. Zamarrón Sanz, Carlos
Revista:
Medicine: Programa de Formación Médica Continuada Acreditado

ISSN: 0304-5412

Año de publicación: 2006

Título del ejemplar: Enfermedades respiratorias (III)

Serie: 9

Número: 65

Páginas: 4205-4209

Tipo: Artículo

DOI: 10.1016/S0211-3449(06)74406-X DIALNET GOOGLE SCHOLAR

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Resumen

PUNTOS CLAVE Etipatogenia. La aspiración de contenido de las vías aéreas superiores es el mecanismo patogénico más frecuentemente implicado en el absceso de pulmón. Los factores de riesgo asociados son las enfermedades dentales, el abuso de alcohol, los problemas de atragantamiento, los trastornos esofágicos y las enfermedades neurológicas. Otros mecanismos implicados son siembra pulmonar hematógena de microorganismos procedentes de otros focos infecciosos * La infección es polimicrobiana, tratándose de infecciones mixtas en las que participan tanto microrganismos anaerobios como los aerobios de la flora orofaríngea. Manifestaciones clínicas de sospecha. El cuadro clínico suele ser variado, pudiendo aparecer como un proceso agudo similar a una neumonía bacteriana o con una clínica más solapada, de semanas de afectación general, astenia, anorexia, fiebre y expectoración purulenta. Complicaciones. En la evolución clínica pueden aparecer dos complicaciones relevantes, el empiema y la diseminación broncógena por rotura del absceso, con invasión bilateral e insuficiencia respiratoria. Criterios diagnósticos. El diagnóstico se realiza sobre la base de la presentación clínica y radiografía de tórax o tomografía axial computarizada (TAC) torácica, mostrando una cavidad intrapulmonar con un nivel aire-líquido dentro. Debe hacerse diagnóstico diferencial en nuestro medio con la tuberculosis y la neoplasia de pulmón. Medidas terapéuticas. Indicaciones. Criterios de respuesta. Como ocurre en otras infecciones del tracto respiratorio inferior, en la mayoría de los casos se instaura un tratamiento antibiótico en función de los gérmenes aislados o de forma empírica basándose en los que se sospechen como causantes de la infección. El tratamiento antibiótico debe tener en cuenta el lugar de adquisición de la infección y la presencia de resistencias a la penicilina y debe ser prolongado, para evitar recidivas. Se han conseguido buenos resultados empleando amoxicilina-ácido clavulánico, de forma secuencial, primero intravenosa y luego oral. Como alternativa pueden utilizarse algunas quinolonas.